lunes, 7 de mayo de 2012

María, la prima extra de la prohibición


DEIA.COM

POR NEKANE LAUZIRIKA - Lunes, 7 de Mayo de 2012 
EN febrero el 56,3% de la población de Rasquera refrendó los cultivos de cannabis en su término. La marihuana y otros estupefacientes fueron criminalizados en casi todo el mundo a comienzos del siglo XX con legislaciones muy variadas sobre penas. Holanda, único país de la UE donde es legal la venta de marihuana y derivados en coffee shops, ha decidió cortar el turismo del fumeteo: los holandeses podrán consumir, pero desde este 1 de mayo no se podrá vender a no residentes. Su ministro de Justicia justifica la medida: "debemos proteger a la población más vulnerable, los jóvenes". Loable intención-objetivo que la ilegalización difícilmente ayudará a conseguir. 

El decomiso de narcóticos en los últimos años no hace sino aumentar, con el Estado español en cabeza. Como en la época de la ley seca, en los EEUU actual el 28% de sus reclusos lo son por posesión o consumo de drogas, dos de tres por marihuana. Como dice la exmagistrada Araceli Manjón-Cabeza: la guerra prohibicionista contra la droga que convierte al consumidor en delincuente ha fracasado y además ha regalado el negocio producción/tráfico y venta a las mafias del crimen organizado, que seguirían delinquiendo pero no con drogas jugando con la salud de los ciudadanos, especialmente de los adolescentes. Hace unos días hablaba con Ander, un joven que está desenganchándose del fumeteo; no lo hace por la prohibición, sino por la información, la educación y la rehabilitación que la familia y profesionales le están prestando. En el mundo esta década "el consumo de opiáceos subió un 34,5%, el de cocaína 27% y el de cannabis 8,5%". Corrupción, inestabilidad política, negocio lucrativo, crimen organizado… a lo que se suma que "la represión del consumo impide la adopción de medidas de salud pública para reducir el sida o las muertes por sobredosis". En lugar del monopolio estatal o su cesión a las farmacéuticas, se ha optado por la ilegalización, regalando al crimen organizado un negocio de demanda garantizada donde más del 90% del precio final del narcótico es la prima extra que induce la prohibición. Portugal hace 10 años legalizó su consumo, invirtiendo en educación/prevención y rehabilitación en lugar de en represión y el número de adolescentes consumidores es del 12% frente al 27,5% en el prohibitivo Estado. Tras escuchar a los miles de Ander, tal vez debamos afrontar el fracaso del prohibicionismo avanzando hacia la legalización como alternativa, ¿Quizá la única?

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